Estás disfrutando una tarde soleada, el cielo completamente despejado; hay un viento muy suave, muy tibio y te acaricia la piel; descalzas tus pies y caminas por la hierba tupida. Un fresco aroma llega a tu nariz, lo respiras, observas las flores de diferentes colores y tamaños, escuchas el viento como si tuviera diferentes tonalidades, las ramas de los árboles juegan con sus movimientos como si danzaran al unísono.

Extiendes tus brazos con las palmas hacia arriba y decides disfrutar el espacio, como si el tiempo no existiera… en tu mente viene un maravilloso día cuando eras un niño o niña, un día bello y soleado, lo traes a tu memoria, lo traes al presente. Decides explorar el espacio; el fondo de ese sitio está dibujado con una larga cadena de montañas, las observas, son imponentes, las observas lejanas y cercanas a la vez, con colores que se van diluyendo a lo lejos.

Escoges uno de los caminos que están señalados bajo tus pies; prefieres ese que te transmite más seguridad y curiosidad, quieres saber a dónde lleva; caminas, y te despojas de tu vieja ropa cansada, ya desteñida por el uso. Decides bañarte en una cascada de abundante agua, maravillosa y transparente; permites que limpie todo tu cuerpo; ella misma con su agua se lleva tu ropa cargada, la arrastra, tu piel empieza a tomar otra textura, la sientes limpia y suave. Te paras y saliendo de allí, cruzas a la otra orilla, te espera un nuevo traje, un traje maravilloso, de color sublime; al ponértelo lo sientes suave y ligero, con una aroma especial, digno de alguien como tú. Continúas caminando y a lo lejos observas que hay un palacio, un templo o un sitio muy especial, no lo sabes pero te atrae, es muy bello; lo observas y te llama mucho la atención, es brillante en medio de tanta naturaleza, es inmenso, al parecer es mágico; tomas el camino central, el más grande, el que conduce hacia ese sitio, caminas lento y rápido a la vez, sintiendo tus pasos, uno a uno. En la medida en que te acercas una enorme puerta, una puerta imponente se abre paso ante ti; se te permite la entrada a este sitio. Ves que hay mucha gente, al parecer todos te esperaban. Unos a otros se miran, se cruzan miradas, hablan y comentan tu paso, te ves imponente, te ves bello o bella, resplandeces, te admiran; todas las miradas de admiración se centran en ti. Tus pies sienten el piso blanco y resplandeciente, es perfecto; a los lados ves unos espejos ovalados enormes y te ves nítidamente en ellos, cómo te ves perfecto, eres perfecto.

Al fondo del templo observas que hay un gran trono; es una silla de color oro, es de oro puro, esta situada justo debajo de la bóveda central del gran templo o del palacio, por allí por el centro entra un rayo poderoso del sol que ilumina la silla de oro; hay siete escalones de los colores del arco iris, te diriges hacia allá, es tu trono, te pertenece; las escaleras empiezan por el rojo, por el naranja, sigue el amarillo, el escalón del centro es el más grande, es verde, luego azul, luego otro azul de otro color y finalmente violeta; en este sitio es el último peldaño donde descansa la silla. Te das cuenta de que cada vez vienen más y más personas de diferentes lugares a verte, niños, ancianos, de todas las condiciones y clases sociales, de todos los aspectos, hombres, mujeres; la música de violines es sublime, suena perfecto, la gente está muy contenta de verte, esto hace que el espacio se sienta, se sienta perfecto y majestuoso.

Caminas lentamente y en la medida en que te observas en los espejos ovalados, tu aspecto cambia, cada vez más pleno, cada vez más seguro, cada vez más feliz… llegas al borde de las escaleras del trono y ves los escalones de los colores del arco iris. Asciendes hasta estar frente a tu trono; te es familiar, como si supiera que es tuyo, la luz del sol hace un despliegue propio con su brillo, se expande el rayo y subes tu cabeza, tu cabeza erguida, extiendes tus palmas hacia arriba y te dejas acariciar por la luz del sol, disfrutas, como te acaricia la luz del sol, parece que trajera pequeñas estrellitas doradas, muy suaves que se quedan contigo y se pegan a tu piel. Te sientes más feliz, más pleno que nunca; te dan un báculo, como un bastón en tu mano derecha, muy grande, torneado y bello, al golpearlo contra el piso resuena no solo en el sitio, sino en toda la región; llegaste a casa, hace rato que te esperaban, llegaste a tu hogar. Hay aplausos, cambia la música y todo es fiesta. REGRESASTE A TU TRONO.

Mensaje o trasfondo

Tienes poder, es tuyo, sólo tú y nadie más que tú puedes decidir sobre tu propia vida, sobre tu propio destino, sobre tus pensamientos. El camino, aunque haya sido largo y difícil, te ha dotado de fuerza y de múltiples aprendizajes para que seas tú el que dirige tu reino y tu reino es tu propia vida.

Desde tu trono puedes ver a todas las personas que han tenido que ver con tu vida, algunos maestros de beneficio, es decir que han estado para llenar de armonía y hacer que todo fluya, otros maestros de aprendizaje, es decir, esas personas que te obligaron con base en las experiencias vividas a sacar lo mejor de ti, a crecer, a tener fuerza y, aunque en su momento no te diste cuenta, eso mismo es lo que te está llevando a recuperar tu poder y decidir no volverlo a ceder ni a las circunstancias, ni a las personas, ni a las cosas materiales. La silla de oro representa que tu poder es más de lo que tú te imaginas, es tu valor principal, llamado tú.

El oro es de los reyes, el metal de transformación alquímica por naturaleza. La ropa vieja y nueva simboliza eliminar las cargas, desprenderse de lo tradicional. Cuando cambias de creencias y tu amor propio se expande, existe la tendencia a cambiar la forma de vestir; cuando te sientes majestuoso e importante, tu forma de vestir tu arreglo personal es diferente. El sol encima del trono te dice que no estás solo en este proceso llamado vida; el sol desde la antigüedad ha sido el símbolo de la presencia del Padre en la Tierra, de Dios en la Tierra, siempre has estado acompañado. Los escalones de los colores del arco iris, te dicen que debes subir por tus propios medios. Representan los colores de los chakras y el camino de evolución de cada individuo, desde la tierra para llegar al cielo de nuestro cerebro. La fiesta significa, “El hijo pródigo vuelve a casa”. Cuando retomas el camino de regreso a tu poder, hay una fiesta de celebración. Hay alegría por el regreso consciente a tu fuerza Divina, a saber que Dios está dentro de ti, siempre.

Mantras o frases de limpieza 

“Tengo el poder de ser yo”
“Puedo y decido sobre mi vida”
“Decido sobre mi destino”
“Yo tengo el poder, yo estoy conmigo”

Cada lámina ha sido inspirada de manera que los símbolos y colores te conecten con códigos para despertar recursos que viven en tu interior.

Te sugiero que guardes en tu celular la imagen de la carta y la observes con regularidad una vez trabajado el audio. Tu sabiduría interna sabrá lo que tiene que hacer.

Anota siempre el mantra o frase de poder sugerido, en tu celular o en un sitio visible, para que conscientemente continúes trabajando, hasta lograr tu objetivo, que puede ser un estado interior, una sensación, una mejor relación contigo mismo o con alguien.

Todas las cartas juegan a tu favor a continuación encuentras las demás cartas que están completamente gratis para ti. interioriza su mensaje y recorre tu camino de autoconocimiento y poder propio.